sábado, 27 de mayo de 2017

Yo ya caí, ahora me tocaba volar.


Me imagino que como a muchos, el diagnostico de la enfermedad habrá sido una caída desde lo más alto y sin paracaídas. Lo que vendría a ser una hostia monumental en toda la cara.



El miedo a otra caída de esa magnitud al principio me producía un bloqueo a hacer cosas, a arriesgarme y que me agarre desprevenido, a tener que sufrir otra situación desagradable.

Por suerte como les comente anteriormente, decidí de inmediato a volver a intentar una vida lo más normal posible dentro de mis posibilidades y afrontarla de una forma abierta y decidida.

El nuevo Gabriel me ayudo a que las caídas, las cuales fueron bastante, no sean tan fuertes.  Esta nueva actitud se podría decir que me enseño a planear la caída, a llegar a la tierra de forma más suave.

Afrontar que no te puedan parar la enfermedad, que nunca te de bien un resultado desde el diagnostico y que ya vaya por la 3er medicación no es tarea fácil y estoy convencido que si lo hiciese encerrado en el cascaron y con miedo sería algo ya imposible.

Esta enfermedad me enseño a dejar de poner excusas, perder miedos y hacer las cosas que siempre quise hacer.  Las cantidad de cosas que ya voy tachando de mi lista de "pendientes" va creciendo de a poco pero sin pausas.

Unas de las primeras que me animé la tenía pendiente hace mucho tiempo. Había ya tomados muchos aviones en mi vida y cruzado el atlántico 12 horas hasta mi ciudad Buenos aires. Las primeras veces que lo hice no dejaba de mirar la ventana y en mi cabeza no dejaba de pensar "buahhh que flash estoy volando", ahora ya intento dormir las 12 horas!!

Me pregunte que sería lo más cercano a tener la sensación de volar y dije "El parapente". 
Ya estaba decidido y no quedaba lugar al miedo y a pos-ponerlo.

Llego el día y fui con mucha tranquilidad.  Lo único que me ponía nervioso era que mientra esperaba que los demás se tiren se estaba levantando el viento y había posibilidades de suspensión.

Al fin llego mi turno, ya estaba listo!! La instructora me preguntaba si estaba nervioso y yo pensaba ¿cómo voy a estar nervioso a saltar por una montaña y empezar a volar si es lo que quería hace tiempo? ¿cómo puedo tener miedo si ya soporte una caída tan bestia como la del diagnostico? 

Solo quedaba empezar a correr y que el viento me lleve 1.2.3 YA !!!



El vuelo fue fantástico, me dejo sin habla, era como mirar el paisaje en HD y encontrar la paz absoluta.  No había nada que pensar ahí, solo dejar a los sentidos (hasta los tocados) disfrutar.  La excitación llegaría mas tarde, a la hora de aterrizar y decir - Increíble, me hubiese quedado todo el día volando.

La decisión de hacerlo fue de un día para otro y por suerte en la empresa con la que lo hice me encontró un hueco para ese fin de semana. Después de tirarme le conté a mi gente lo que había hecho.  Muchos me decían ¿por qué no hiciste paracaidismo? Mi respuesta fue sencilla - yo ya caí, ahora me tocaba volar. 


Hoy Tranquilo - Parapente 


Fue primero asumir, el problema que hay 

y después resumir, que ya otra no hay... 

...Ya sabés, que sudar es poder 
y el querer te responde 
Simplemente es tu día, para desafiar 
Demostrarle, que hoy, no te puede dañar 
Feliz te das, contra ti..

2 comentarios:

  1. Chiquillo, ¡que gozada!. El vídeo es guay.
    Me alegro muchísimo de que lo hayas hecho y disfrutado. Y me has dejado el gusanillo, voy a ver si me animo a probarlo.
    Un abrazo, Cleo (@somosem)

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    1. Hola Cleo,
      Aprovecha que el gusanillo ya está ahí. No pierdas la oportunidad de probarlo. No da nada de miedo y te olvidas que estas a cientos de metros de altura. Es la paz en estado puro.
      La empresa con la que yo lo hice fue muy seria si te animas y no sabes con quien te busco los contactos.

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