domingo, 11 de diciembre de 2016

El paso anterior a convertirme en optimista

Me prometí a mí mismo que no volvería al lado oscuro del año sintiéndome muy mal sin ser escuchado por los médicos, pero para hacer hincapié en la peor enfermedad que tuve en mi vida haré unos comentarios. (será el único momento negativo que escriba)

No estoy hablando de la Esclerosis Múltiple que está claro que cuando quiere apretar y molestar es difícil de aguantar.  La referencia a esta enfermedad es una que la puede tener cualquier persona, personas que, aunque no hayan pisado un hospital en su vida pueden sufrir este problema.

Para los que tenemos esclerosis múltiple entiendo que es un paso muy normal.  De un día para el otro le empiezan a pasar cosas a tu cuerpo que no entiendes.  No solamente no la entendemos nosotros, los médicos en principio tampoco lo entienden.  En mi caso todo empezó con problemas de visión, adormilamiento de media lengua, cara, cabeza y medio cuerpo. 

Empiezas a buscar respuestas y primero pasas por el médico de cabecera que percibe un problema y te manda a los diferentes especialistas. El oftalmólogo te ve y percibe un problema, pero no de visión e insinúa que es más neurológico. El neurólogo te ve y no percibe nada y te manda a hacer vida normal.

Ante la falta de respuestas empieza a consumirte la terrible enfermedad que comentaba, “la incertidumbre y el estrés”. En ese momento lo único que te come la cabeza es el querer saber qué pasa, ¿porque los cambios repentinos en tu vida en la cual nunca habías tenido nada médico en lo que preocuparte?

Por mi forma de ser nunca me gustó quejarme, siempre actuaba de la misma forma y me decía – ya pasará, es una mala racha. Con esa actitud no iba nunca al médico, nunca le decía a nadie si me dolía algo o si me sentía mal por algún motivo. Un día llegó la primera vez y llame a mis dos mejores amigas para pedirles un favor que no esperaban, que me lleven a urgencias. Después de 10 años conociéndome y sabiendo como soy creo que no llegue a colgar el teléfono que ya me estaban tocando el timbre.

Después de muchos intentos, logre que me hagan una resonancia y los resultados ya por lo menos decían que el problema ignorado por algunos existía, pero la respuesta de la neuróloga de turno logro poner un problema más. Ahora eran 3 ¡! Incertidumbre, estrés y rabia.  No es fácil escuchar que te digan “tienes varias lesiones en el cerebro y tendremos que hacer alguna prueba más mientras tanto vida normal”. ¿Vida normal? ¿de verdad?
Mi vida normal que de forma tan sencilla me recomendó la doctora empezó con no poder dormir, caminar en línea recta, comer y tener dos pensamientos positivos en una semana. El obsesionarme con los porcentajes de gente afectada.  Empecé con los porcentajes de Afectados en el mundo, después en España y finalicé con los porcentajes de hombres y mujeres. Todo me llevo a una baja laboral.    

El médico de cabecera que fue el único que me escucho y me creyó sobre el problema desde el principio intentaba tranquilizarme porque en ese momento era una bomba de relojería a punto de explotar y el motivo por el que tocas fondo.
Al no saber lo que tenía seguí ocultando el problema a todo el mundo.  Mi familia a la cual tengo lejos no sospechaba nada y en el trabajo al dar información ambigua tampoco.
Escapaba a cualquier contacto con la gente para que no me pregunten y los partes de la baja lo dejaba en la recepción.
Pero llegó un día que me pidieron que por favor hable con ellos que estaban preocupados y lo hice.  La información que había dado en su momento fue tan ambigua que pensaron que me habían encontrado un tumor y me di cuenta que está claro que es un problema mío pero que los que te aprecian siempre estarán presente para ayudar.

Lo único que me faltaba era decirlo a mi familia, pero ahí lo tenía muy claro. Si, lo voy a decir, pero cuando sepa cuál es el problema. 
Cuando supe el problema lo primero que hice fue ir a hablarlo y mi cabeza funciono como una hoya presión que poco a poco soltaba todos mis males y el malestar general. Agradecí muchísimo que desde el principio todo el mundo me apoyará y no me reprocharán que les haya ocultado mi malestar más de un año y a cambio les prometí que informaría de todo en el momento.

Durante mucho tiempo sentí bronca por el año perdido con malestar y sin medicación, pero hablando con otra gente con esclerosis múltiple me hicieron entender que no fui ni seré el único que sufrió una situación así, que está enfermedad es muy perra e invisible cuando quiere.

El paso más importante que hice y que más me ayudo fue que el luto a mi vida anterior haya durado poco, cambiar mi forma de ser y adaptarla para vivir a tope, remarla sin parar en ningún momento y si por casualidad la vida me pone una traba y me hace caer volver a ponerme a remar de inmediato.

Siempre pensé que los optimistas de la vida ante situaciones muy negativas eran unos tontos y finalmente me convertí en uno de ellos buscando la felicidad hasta debajo de las piedras.

Como digo siempre no doy lecciones ni consejos a nadie, a todos nos afecta diferente esta maldita enfermedad, pero hablando con gente fui filtrando información que me contaban sobre la esclerosis múltiple y aprendí mucho de ellos.

Quizás hay gente que pasó lo mismo que yo y se puede sentir identificado con estas líneas u otras personas que lo sufrieron de una forma totalmente diferente y si lo comparte puede que otros tantos lo entiendan al sentirse identificados.  Es lo que tiene que siempre se manifieste la enfermedad de muchas formas.  


No volveré a escribir cosas negativas, seguiré con mi actitud de enfrentarla haciendo las cosas que siempre quise y que no me animaba, las que me hacen siempre pensar si cruzo la delgada línea roja de la estupidez (esa ya venía de fábrica y no tiene nada que ver con la enfermedad) 

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