No estoy hablando de la Esclerosis Múltiple que está claro
que cuando quiere apretar y molestar es difícil de aguantar. La referencia a esta enfermedad es una que la
puede tener cualquier persona, personas que, aunque no hayan pisado un hospital
en su vida pueden sufrir este problema.
Para los que tenemos esclerosis múltiple entiendo que es un
paso muy normal. De un día para el otro
le empiezan a pasar cosas a tu cuerpo que no entiendes. No solamente no la entendemos nosotros, los
médicos en principio tampoco lo entienden.
En mi caso todo empezó con problemas de visión, adormilamiento de media
lengua, cara, cabeza y medio cuerpo.
Empiezas a buscar respuestas y primero pasas por el médico
de cabecera que percibe un problema y te manda a los diferentes especialistas.
El oftalmólogo te ve y percibe un problema, pero no de visión e insinúa que es
más neurológico. El neurólogo te ve y no percibe nada y te manda a hacer vida
normal.
Ante la falta de respuestas empieza a consumirte la terrible
enfermedad que comentaba, “la incertidumbre y el estrés”. En ese momento lo
único que te come la cabeza es el querer saber qué pasa, ¿porque los cambios
repentinos en tu vida en la cual nunca habías tenido nada médico en lo que preocuparte?
Por mi forma de ser nunca me gustó quejarme, siempre actuaba
de la misma forma y me decía – ya pasará, es una mala racha. Con esa actitud no
iba nunca al médico, nunca le decía a nadie si me dolía algo o si me sentía mal
por algún motivo. Un día llegó la primera vez y llame a mis dos mejores
amigas para pedirles un favor que no esperaban, que me lleven a urgencias.
Después de 10 años conociéndome y sabiendo como soy creo que no llegue a colgar
el teléfono que ya me estaban tocando el timbre.
Después de muchos intentos, logre que me hagan una
resonancia y los resultados ya por lo menos decían que el problema ignorado por
algunos existía, pero la respuesta de la neuróloga de turno logro poner un
problema más. Ahora eran 3 ¡! Incertidumbre, estrés y rabia. No es fácil escuchar que te digan “tienes
varias lesiones en el cerebro y tendremos que hacer alguna prueba más mientras
tanto vida normal”. ¿Vida normal? ¿de verdad?
Mi vida normal que de forma tan sencilla me recomendó la
doctora empezó con no poder dormir, caminar en línea recta, comer y tener dos pensamientos
positivos en una semana. El obsesionarme con los porcentajes de gente
afectada. Empecé con los porcentajes de
Afectados en el mundo, después en España y finalicé con los porcentajes de
hombres y mujeres. Todo me llevo a una baja laboral.
El médico de cabecera que fue el único que me escucho y me creyó
sobre el problema desde el principio intentaba tranquilizarme porque en ese
momento era una bomba de relojería a punto de explotar y el motivo por el que
tocas fondo.
Al no saber lo que tenía seguí ocultando el problema a todo
el mundo. Mi familia a la cual tengo
lejos no sospechaba nada y en el trabajo al dar información ambigua tampoco.
Escapaba a cualquier contacto con la gente para que no me pregunten y los partes de la baja lo dejaba en la recepción.
Escapaba a cualquier contacto con la gente para que no me pregunten y los partes de la baja lo dejaba en la recepción.
Pero llegó un día que me pidieron que por favor hable con
ellos que estaban preocupados y lo hice.
La información que había dado en su momento fue tan ambigua que pensaron
que me habían encontrado un tumor y me di cuenta que está claro que es un
problema mío pero que los que te aprecian siempre estarán presente para ayudar.
Lo único que me faltaba era decirlo a mi familia, pero ahí
lo tenía muy claro. Si, lo voy a decir, pero cuando sepa cuál es el
problema.
Cuando supe el problema lo primero que hice fue ir a
hablarlo y mi cabeza funciono como una hoya presión que poco a poco soltaba
todos mis males y el malestar general. Agradecí muchísimo que desde el principio
todo el mundo me apoyará y no me reprocharán que les haya ocultado mi malestar más de
un año y a cambio les prometí que informaría de todo en el momento.
Durante mucho tiempo sentí bronca por el año perdido con
malestar y sin medicación, pero hablando con otra gente con esclerosis múltiple
me hicieron entender que no fui ni seré el único que sufrió una situación así,
que está enfermedad es muy perra e invisible cuando quiere.
El paso más importante que hice y que más me ayudo fue que
el luto a mi vida anterior haya durado poco, cambiar mi forma de ser y
adaptarla para vivir a tope, remarla sin parar en ningún momento y si por
casualidad la vida me pone una traba y me hace caer volver a ponerme a remar de
inmediato.
Siempre pensé que los optimistas de la vida ante situaciones
muy negativas eran unos tontos y finalmente me convertí en uno de ellos
buscando la felicidad hasta debajo de las piedras.
Como digo siempre no doy lecciones ni consejos a nadie, a
todos nos afecta diferente esta maldita enfermedad, pero hablando con gente fui
filtrando información que me contaban sobre la esclerosis múltiple y aprendí
mucho de ellos.
Quizás hay gente que pasó lo mismo que yo y se puede sentir
identificado con estas líneas u otras personas que lo sufrieron de una forma
totalmente diferente y si lo comparte puede que otros tantos lo entiendan al sentirse identificados. Es lo que tiene que siempre se manifieste la
enfermedad de muchas formas.
No volveré a escribir cosas negativas, seguiré con mi
actitud de enfrentarla haciendo las cosas que siempre quise y que no me
animaba, las que me hacen siempre pensar si cruzo la delgada línea roja de la
estupidez (esa ya venía de fábrica y no tiene nada que ver con la enfermedad)
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