sábado, 24 de diciembre de 2016

Comienzo de la revolución - CARGUEN, APUNTEN, PINCHAZO!!


Abril del 2015, mi primer cumpleaños ya diagnosticado, con la noticia que podía ir a buscar la medicación y en pleno proceso de descompresión de la cabeza. El proceso iba viento en popa y poco a poco la vida oscura de la última temporada fue tomando color, el negro ya no predominaba y el verde esperanza, empezó a tomar fuerza.

Todavía no había empezado con la medicación y no tenía ni idea de que se trataba y si mi cuerpo la aceptaría, pero el saber que estaba a mi alcance, me hizo tomar un optimismo sin precedentes.  Siempre me pareció, que los optimistas de la vida, esos que buscan algo positivo a las cosas, aunque sean terribles, eran unos imbéciles.  Y bueno, llego el día en el que me puedo presentar como el más imbécil del planeta. 

Este cumpleaños era especial, ya que tenía la visita de mi hermana, que vino a apoyarme en la primera etapa de la medicación y, además, me fui al pueblo de mis mejores amigas que, junto a su familia, me organizaron un cumpleaños espectacular.

Después de 1 año peleando para llegar a la línea de salida de esta nueva carrera, no podía aguantar la espera de un par de días y ahí conocí el estrés positivo. Esa palabra la asociaba siempre a una situación mala, pero el ver la claridad en el túnel, ahí, al lado y no poder ver todavía el cielo es terrible. 

Cuando la doctora me recibió, me informo que la medicación ya estaba lista y que de todas las opciones la elegida fue:

+ Interferón: Mi cara no cambio en nada, siguió normal, no tenía ni idea que era.

+ Inyectable: Mi cara se puso blanca

+ Cada 48 hs: Traigan desfibrilador, se nos va, se nos va ¡!!.   

Nadie me había dicho que no solo tenía que pelear con la enfermedad, además tenía que pelear con mis fobias.  Cuando era chiquito y venían al colegio a poner vacunas no solo me tenían que correr 20 personas por le patio, además, me tenían que mantener quieto entre 6 a pesar de mi peso pluma.

Al ver mi reacción llego la charla de la neuróloga en la que me planteaba hacer una revolución en mi vida, el tomar armas (en este caso jeringas) y atacar a la enfermedad. Esa idea fue comprada por mi subconsciente que ya no dudaba del camino que quería seguir.
Luego me toco la charla con la enfermera, la especialista en formar a los guerreros, la que enseña las mejores técnicas para el campo de batalla, que era mi cuerpo y mi cabeza.
Las dos formaron un guerrero de la vida que lleva casi 300 pinchazos sin saltarse ninguno, sin plantearse retirada, ni sacar la bandera blanca.

Salí del hospital y me vine arriba, iba con la idea de darme el alta y empezar a trabajar esa misma tarde, se lo iba a plantear al médico de cabera al día siguiente que tenía que ir a buscar el parte de la baja laboral.
Excitadísimo por la idea, no tire dos palabras seguidas y mi pierna no dejaba de rebotar contra el suelo idénticamente al principio del proceso.  Al ver la situación de que llevaba un coche descontrolado, el médico me puso el freno de mano, evitando de esa forma un choque frontal contra una pared. Al día siguiente llegó el choque.  Me tocó mi primer proceso pseudo gripal de la medicación (y eso que era solo el 25 % del escalado) y me sentí como en la Antártida en bañador y golpeado por un oso. 

Me tocaba ir a la oficina a dejar el parte y mis compañeros me esperaban con miles de regalos y saludos.  La lista de regalos era la siguiente:

+ Zapatillas para salir a correr
+ Camiseta para salir a correr
+ Pantalón para salir a correr
+ Calcetines para salir a correr
+ Botines de fútbol
+ Gafas de natación

Todavía sigo sin entender si había algún mensaje subliminal dentro de todos esos regalos, algo me querían decir ¿pero que?

Ah me olvidaba y ese mensaje si lo entendí.  Dejaron bien claro algo que sabía, que son un poquito cabroncetes:

+ Balón de fútbol con la bandera de Brasil

Somos países hermanos menos cuando empieza a rodar el balón !! 





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